Inter Miami CF, el equipo Géminis

Por: Jaime Bernal                                                                                                                                                                               Cortesía: Inter Miami CF

 

Hay equipos que son una sola cosa, reconocibles, predecibles, incluso aburridos. Y hay otros —más humanos, más contradictorios— que parecen tener dos almas. Inter Miami pertenece a esa segunda especie. Es el equipo Géminis de la MLS: dual, imprevisible, capaz de ser sublime y frágil en cuestión de minutos.

 

Lo vimos toda la temporada. Un día juega con la armonía de un reloj suizo; al siguiente, con el desconcierto de una banda que olvidó ensayar. Cuando los astros se alinean, el balón circula con sentido, Messi flota, Busquets ordena, Alba acompaña, y la ilusión parece infinita. Pero cuando el equilibrio se rompe, asoman las sombras: la defensa se vuelve insegura, las ideas se evaporan, y el talento se diluye entre la ansiedad y la desconfianza.

 

Y ahora, otra vez, la historia se escribe al filo del abismo. Este sábado, el Chase Stadium será escenario del tercer duelo consecutivo ante Nashville SC, una serie que ya se volvió un espejo donde Inter Miami se mira y no siempre se reconoce. Si gana, avanzará a semifinales del Este, y tal vez el sueño siga. Si pierde, quedará desnudo ante sus fantasmas: un proyecto multimillonario que, pese a tener al mejor jugador del mundo, vuelve a despedirse demasiado pronto.

 

Para colmo, la sanción a Luis Suárez —esa suspensión extraña, revisada y castigada a destiempo— deja al equipo sin su cómplice más natural. Sin él, Messi jugará rodeado de jóvenes que lo miran con la mezcla de admiración y miedo de quien comparte escenario con un mito. Mateo Silvetti, el chico argentino que viene pidiendo lugar, podría ser el elegido. La pregunta es si se animará a tocar el cielo o si lo encandilará su brillo.

 

Mascherano, que sabe de finales y cicatrices, pidió cabeza fría y corazón caliente. Es una frase simple, pero también un intento de equilibrio, el mismo que su equipo parece incapaz de sostener. Porque el Inter Miami puede ganarle a cualquiera… y perder con cualquiera. Puede ser una sinfonía o un suspiro.

 

Enfrente estará Nashville, sólido, paciente, acostumbrado a resistir. Sam Surridge, su goleador inglés, ya demostró que no necesita mucho para lastimar. Ellos, a diferencia del Inter, no dudan sobre quiénes son.

 

El fútbol, como la vida, a veces se trata de elegir cuál de tus dos caras mostrar cuando todo se juega. El Inter Miami de Messi, ese club que quiso reinventar el mapa del soccer, tiene otra oportunidad para decidirlo. Esta noche sabremos si su signo lo condena… o si, por fin, logra reconciliar sus dos mitades.

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