Por: Juan Carlos Rutilo Cortesía: Inter Miami CF
La temporada del Inter Miami ha tenido varias capas, pero pocas tan visibles como la evolución de Telasco Segovia. El venezolano empezó el año abriéndose paso casi a empujones, con esa mezcla de determinación y talento que no necesita propaganda. Se ganó la titularidad con goles, asistencias y una regularidad que, en un equipo lleno de rotaciones, lo convirtió en un punto fijo. Sus números son evidencia.
Sin embargo, desde la llegada del contingente argentino, Mascherano tomó una decisión que todavía cuesta explicar desde lo futbolístico: relegarlo al banco. No porque Telasco bajara su rendimiento. Al contrario. Cada vez que entra, altera el pulso del partido: acelera, corrige, define. Juega como si los minutos fueran monedas de oro y él estuviera obligado a multiplicarlas.
Este sábado, el Inter decide su futuro ante Nashville. Pierde y se acaba todo. Gana y respira. En ese escenario, Mascherano insiste en un libreto que ya empieza a sonar predecible, casi dogmático. Telasco acata, respeta, sabe el juego. Pero también dejó entrever que diciembre puede traer nuevos caminos si llega una oferta seria, y hoy su proporción de minutos versus impacto lo convierte en una pieza apetecible en el mercado. No sería raro que un club europeo lo ponga sobre la mesa. El Inter lo sabe: ya vivió esta historia con Diego Gómez, que terminó en la Premier League.
Por eso, la pregunta es inevitable: ¿seguirá Mascherano ignorando lo evidente? ¿Lo veremos ante Nashville desde el arranque, en un partido que exige cabezas frías y piernas que resuelvan? ¿O continuará el patrón que ha marcado sus últimas decisiones y volveremos a ver una alineación inclinada hacia lo “conocido”, lo argentino, lo que él considera seguro?
Para mí no hay matices: Mascherano se equivocó al relegarlo. Telasco es una pieza clave. Y el Inter, si quiere seguir vivo, debería ponerlo donde pertenece: en la cancha desde el minuto uno.
